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INTRODUCCIÓN
Hola buenos días, buenas tardes o buenas noches eso ya verá cada uno de ustedes. Mi nombre es César Giménez Sánchez y está escuchando un episodio más del podcast desestropiciando, sobre discapacidad, vida independiente, sus sabores y sus sin sabores, que son muchos y de muy variados colores.
Me llena de satisfacción que hoy me entero de que nuestros gobernantes una vez más hacen caso omiso de las recomendaciones más recientes del comité sobre los derechos de las personas con discapacidad. Respecto al artículo 19, dedicado a la vida independiente incluidos en la comunidad, a este grupete de gente le preocupa bastante lo siguiente: “El limitado acceso a la asistencia personal, a pesar de la evolución positiva en algunas comunidades autónomas, debido a criterios no personalizados de admisibilidad y a la falta de un enfoque de apoyo individualizado basado en los derechos humanos; La persistencia de las inversiones públicas en la construcción de nuevas instituciones residenciales para personas con discapacidad; La ausencia de una estrategia y un plan de acción para la desinstitucionalización que promuevan la vida independiente de todas las personas con discapacidad en su comunidad”. Pues bien, a pesar de las preocupaciones y posteriores recomendaciones que nos hace este comité de personas discapacitadas, el gobierno central no le hace caso en absoluto. Es más, parece que lo que les digan estas personas y otras les entra por un oído y les sale por el otro.
Por cierto, las comunidades autónomas también son responsables de cumplir los mandatos obligatorios de la convención, y también parece que estas tienen un gran vacío entre oreja y oreja, se escucha hasta el eco del viento que corre de un lado para otro. Pero ya en serio, hoy me he quedado patidifuso al saber la noticia de que mi gobierno autonómico, el andaluz, se ha comprometido a financiar 300 nuevas plazas en residencias para personas discapacitadas con el aplauso de toda la gente que prefiere vernos encerrados en un centro a vernos campando por la calle a nuestras anchas. Por cierto, dos miembros del comité de las naciones unidas sobre los derechos de las personas discapacitadas dijeron que era obligatorio para las comunidades autónomas cumplir la convención hace menos de una semana en una reunión organizada por el CERMI. Ahora, paradojas de la vida, el propio CERMI aplaude la financiación por parte de la Junta de Andalucía de las nuevas 300 plazas para institucionalizar gente.
En otro orden de cosas, cuidado si viajamos a Bielorrusia y se nos ocurre defender los derechos de nuestro gremio. Todo puede ser que acabemos en la cárcel, como le pasa a alguna gente que se enfrenta a condenas de más de 4 años y llevan más de 3 meses encerrados.
Aunque ya días atrás salió a la luz la fantástica noticia de que a una auxiliar de enfermería en no sé qué residencia de Alemania se le había ido la perola (o dicen que fue con premeditación) y cometió un homicidio de cuatro personas discapacitadas en una residencia allá por Alemania. Todo muy bonito.
Para rematar la faena, y voy marcha atrás, antes me había percatado de que en Estados Unidos todavía existe en un centro, supuestamente educativo – residencial para jóvenes discapacitados (sobre todo con autismo) donde se les calma mediante una terapia de descargas eléctricas. Ya antes la ONU o la corte internacional penal había declarado estas acciones como tortura, pero se ve que a los americanos lo que diga el resto del mundo no les importa demasiado. Entre los entrevistados del reportaje, salían varios padres de las criaturas diciendo que el tratamiento era muy efectivo.
Al final el torero salió por la puerta grande a hombros. Si alguien me pregunta que cómo me ha ido la semana y, como respuesta, le reviento la cabeza, que sepa por qué, aunque este comportamiento no está justificado de ninguna manera, pero a mí también se me va la piza de vez en cuando.
Desarrollo
Pero en fin, me he desahogado un poco, no del todo porque solo he pataleado un poco y eso no surte ningún efecto. Ahora habrá que abreviar un montón para decir que la ley educativa que tenemos y la que se ha aprobado recientemente, según cuentan unos y otros en este y otros lugares, no satisface a nadie.
No es cansino, por lo menos para mí, señalar que cada vez que se cambia la ley educativa (según dicen) esto va a peor (eso lo vienen diciendo desde la antigüedad antigua, y visto a largos plazos no es cierto del todo, pero visto a corto y medio plazo, en un periodo que cubra nuestra vida, pues que les voy a decir, que me parece muy verdadero).
Por lo que vengo escuchando, la cuestión de la educación es muy importante para la inclusión de todos los grupos oprimidos, no solo los que biológicamente somos considerados extraños. Tiene todo que ver con lo que el grupo dominante entiende por un verdadero ser humano (estoy pensando ahora en negros, mujeres, extranjeros…), y con frecuencia olvidamos que la condición humana que lleva aparejada una discriminación es una construcción social, según unos en muchos casos, según otros en todos los casos (y ahora pienso más bien en la mayor o menor afectación de un estudiante discapacitado para que su inclusión en un aula ordinaria sea posible o no), lo que me parece tan raro (por no decir absurdo) como insinuar que un estudiante más oscuro no se puede incluir con el resto de alumnos, pero si no es tan negro, entonces puede entrar en el club.
Pero me voy a dejar ya de ilógicas disquisiciones porque debo volver al tema que tocaba hoy, la inclusión educativa del alumnado discapacitado. Se trata de evitar a toda costa el acoso infantil por parte de toda la comunidad educativa (a veces se llama bullying). También de hacer accesibles las escuelas, y no solo físicamente como el Hinojosa de en frente de mi casa al que yo no puedo entrar porque tiene un escalón en la entrada muy grande para mi silla. Eso es casi lo más sencillo de solucionar. Más difícil es hacer accesibles materiales o la comunicación, entendiendo por esta tanto la manera en que los maestros interactúan con los alumnos como el modo en que el alumnado haga lo propio con los profes: material curricular como libros y fichas, formas de expresión oral, gestual, escrita a mano o a máquina o lavado con Perlán.
Pero es que, aunque los colegios se hicieran totalmente accesibles y se consiguiera eliminar toda forma de violencia o bullyng, eso es solo un pequeño paso para alcanzar la inclusión educativa.
Y el problema que se le ve a esta ley es que se dirige únicamente a la falta de accesibilidad, a las formas de violencia, a lo que cuesta dinero, y a lo superficial. No acomete reforma alguna en lo referente a lo verdaderamente mollar: que es modificar el currículo. Hay que preguntarse si de verdad es importante saber lo que mide el Everest o compartir el patio del colegio con el niño de la esquina de la clase. Entonces habría que repensar las asignaturas y terminar de una vez con las formas de violencia con que se amarga a los críos: acoso, soledad, fomentar la convivencia y la participación y esas tonteriíllas. Así que toca agarrarse los machos porque a este ritmo y con estos gobernantes y los otros y los de antes y probablemente los de después no nos vamos a acercar demasiado a lo estipulado por la convención, ese tratado internacional que está ahí pero como si no estuviera sin incordiar demasiado.
Despedida
Eso ha sido casi todo, pero por hoy ya es suficiente. Varios recordatorios: Si van a defender los derechos de las personas discapacitadas , no vayan a Bielorrusia, ojo con acercarse a Alemania o a ese colegio de Boston donde por menos de un pimiento te sueltan una descarga eléctrica, y si matriculan a sus hijos en cualquier colegio, asegúrense primero de que puede entrar porque no haya escalones. En fin, la semana que viene tengo una visita más amable, la de Carmen, y espero que la cosa pinte mejor ese día, si no la úlcera va a terminar conmigo, o algo así. Sean buenos y háganle caso a Casimiro.
No dejen de visitar la página desetropiciando.org más que nada por escuchar esto y sobre todo por la transcripción que les ayudará un montón a comprender mi bella voz. A mí, por lo menos, me saca de más de un lío porque yo mismo no entiendo la sarta de tonterías que suelto cada vez que abro la boca. Hasta luego.